
Geografía, clima y flora y fauna.
Cortegana se caracteriza por un relieve accidentado, propio de la Sierra de Huelva, donde los valles se entremezclan con pequeñas elevaciones que dan lugar a un espacio natural de gran valor paisajístico, labrado por el paso del tiempo y el trabajo de nuestros antepasados.
La orografía accidentada originó la formación de numerosos cursos fluviales asociados especialmente a la cuenca del Guadiana, plasmándose en una importante riqueza hidrológica y de elementos relacionados con su aprovechamiento.
Hacía el Oeste del municipio nace el río Chanza, que discurre en dirección Este-Oeste a los pies de los Picos de Aroche y Sierra Pelada. Igualmente, hacía el Oeste del término municipal nace la rivera de Alcalaboza, que beneficia al Chanza en la frontera con Portugal. Hacía el Este transcurre el Arroyo de Carabaña, que desemboca en el río Caliente, tributario del río Múrtiga, y hacía el Sur se origina la rivera de Olivargas, afluente del Odiel.
Además de los bosques originados en el entorno de estos parajes fluviales, se puede contemplar otros espacios naturales como dehesas de encinas y alcornoques o castañares, que constituyen los paisajes más emblemáticos e identificativos del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche.
Nuestro Parque fue declarado Parque Natural por la Junta de Andalucía el 28 de julio de 1989. Es también Reserva de la Biosfera Dehesas de Sierra Morena, declarado por la UNESCO en 2002, y está adherido a la Carta Europea de Turismo Sostenible (CETS). Además forma parte de Lugares de Interés Comunitario (LIC) y es una zona de especial protección para aves (ZEPA).
Las dehesas de encinas y alcornoques ocupan la mayor parte del territorio corteganés dibujando un paisaje ampliamente arbolado y generalmente habitado por ganado porcino, ovino o bovino.
El bosque caducifolio también se encuentra representado en Cortegana predominando los castañares en las zonas elevadas de umbría, dadas las exigencias climatológicas y edáficas de esta especie que se distribuye por los alrededores del núcleo urbano de Cortegana o en otros espacios como la rivera de la Alcalaboza.
El clima de Cortegana es un clima mediterráneo con temperaturas suaves en invierno y templadas en verano, que descienden especialmente al atardecer. La pluviometría media anual de Cortegana es de unos 1000 mm.
Otras transformaciones practicadas por el hombre han generado un paisaje de huertas, frutales, pastizales y olivares, muy frecuentes en los terrenos próximos al núcleo urbano y a las riveras, al aprovechar llanos y vegas. Cerezos, almendros o perales, junto con los cambiantes castaños, desprenden ráfagas de color que embellecen los alrededores de Cortegana en primavera y otoño.
La vegetación potencial del bosque de ribera o bosque galería, compuesto por chopos, álamos, fresnos, alisos y sauces junto con matorral aluvial de juncos, adelfas y tamujos, está muy representada en la zona de la rivera del Chanza o en el arroyo de Carabaña. Las zonas de matorral mediterráneo son escasas en nuestro territorio debido a la acción antrópica que ha transformado las tierras para un mejor aprovechamiento, quedando reducidas a lugares más elevados e inaccesibles y con un aprovechamiento cinegético.
En nuestros bosques se pueden encontrar más de 600 especies de setas y hongos, de los cuales más de 30 especies son comestibles lo que hace que sea una parte de nuestra geografía privilegiada para los amantes de la micología.
Después de un caluroso verano, tras las primeras lluvias a finales de agosto, entre castaños, encinas y alcornoques, podemos disfrutar de una eclosión de la Reina de las Setas de la sierra, la “Tana” como la llaman los lugareños, su nombre científico, Amanita Caesarea, exhibiendo una explosión de sentidos, dejándose ver entre una tierra de color rojizo oscuro y cientos de hojas de castaño secas, sobresaliendo ese color anaranjado dorado rodeado de un velo blanco púrpura…
Una vez metidos ya de lleno en otoño, podemos encontrar, si las lluvias siguen, «rebozuelos» o «chantarelas» (Cantharellus cibarius), los «tontullos», (Boletus aereus), los «gallipiernos» (Macrolepiota procera).
En zona de pinares podemos encontrar «rebollones» (Lactarius deliciosus) que por cierto los lugareños apenas se preocupan en su recolección ya que no es una seta en esta zona de mucho interés. También podremos encontrar una gran variedad de Russulas que nos alegrarán la vista con su diverso colorido.
En bosques mixtos si el año es muy lluvioso, podemos encontrar «Trompetas de los muertos» (Craterellus cornucopioides) y muy difícilmente la «Gula de monte» (Cantharellus tubaeformis).
Otras especies presentes en nuestros montes: Leccinum lepidum, Xerocomus badius, Xecoromus rubellus, Amanita citrina, Amanita vaginata (variedad crocea), Clitocybe geotropa, Coprinus atramentarius, Coprinus comatus, Coprinus pinaceus, Cortinarius trivialis, Lepista nuda, Pleorotus ostreatus…
Es frecuente en años con bastante humedad, encontrarnos en los troncos de los castaños especies como la «Lengua de Buey» (Fistulina hepática).
Entre las especies tóxicas y mortales que nos encontraremos en este entorno no faltará la temida Oronja verde (Amanita phalloides), mortal, el matamoscas (Amanita muscaria) y el Boletus Satanas.
Si hemos tenido un buen otoño lluvioso, a principios de primavera podremos encontrar diversas especies muy valoradas, como el exquisito Gurumelo (Amanita ponderosa), muy buscado y cotizado por los lugareños el cual comparte hábitat con la temida y muy parecida Amanita Verna la cual es mortal, las josefitas (Agaricus arvensis)…
Una diversidad de especies que hacen de la Sierra de Huelva un reclamo enfocado para los amantes de la micología que atrae a cientos de aficionados a disfrutar de la naturaleza y de la cocina micológica que encontraremos en restaurantes especializados en recetas elaboradas con setas de temporada que deleitarán el paladar de sus comensales sin duda alguna.
Cortegana cuenta con una fauna bastante diversa. Las especies más interesantes se distribuyen por las zonas con menor presencia humana, con paisajes menos transformados, y que al ser menos accesibles son también los menos frecuentados, por lo que es difícil ver a especies de gran porte y valor como son el buitre negro, que cuenta con la colonia más importante de la Península, el águila culebrera, el gavilán, el azor, el águila real, el águila perdiguera, el halcón peregrino, el cernícalo primilla o el búho real.
Las aves asociadas al curso o masas de agua son; la cigüeña negra, el Martín pescador, o las más comunes garzas reales, patos reales, lavanderas y ruiseñores. De menor tamaño como el pájaro carpintero, la abubilla, el abejaruco, el rabilargo, estos dos últimos de vistoso plumaje, el zorzal, los herrerillos, las currucas y, en verano, el cuco y el alcaudón que le ha valido al Parque la declaración de “Zona de Especial Interés para las Aves”.
En las dehesas y bosques de frondosas habitan mamíferos como el ciervo y el jabalí, especies estas dos de interés cinegético, y otras como el meloncillo, la garduña, la comadreja, la gineta, el tejón, el gato montés y el escasísimo lince ibérico.
En hábitats acuáticos destacan especies como el turón y la nutria.