La aldea de La Corte, situada a unos 6 kilómetros de Cortegana es posiblemente su pedanía más antigua. Su origen se debe a la presencia de manantiales de agua, alrededor de los cuales surgió un asentamiento utilizado como zona de descanso y abrevadero del ganado a su paso por las veredas de carne camino de Encinasola, Jabugo y la Nava.

En la Corte, el agua es un elemento de vida presente en tres de sus fuentes: la del Puente, la de los Cortes y la del el Corcho, que además de aprovisionar a abrevaderos para el ganado, desaguan su caudal en las albercas que almacenan el agua para el regadío de las huertas. 

Es un placer caminar por sus calles empedradas y disfrutar de elementos típicamente serranos; casas encaladas, muros de piedra, huertos, y todo ello rodeado de un precioso y denso bosque de encinas, alcornoques, quejigos, castaños…

A la entrada de la Corte, encontramos su Ermita en honor a Nuestra Señora del Rosario, hacia donde peregrina cada mes de Junio el pueblo de Cortegana para celebrar una de sus fiestas más multitudinarias; la Romería de San Antonio.

Muy cerca de La Corte de encuentra La Pica, la aldea más pequeña de Cortegana que cuenta con tan sólo 8 habitantes, y cuyo mayor tesoro es un gran ejemplar de alcornoque incluido en el catálogo de Árboles y Arboledas Singulares de la Junta de Andalucía. Este extraordinario quercus suber posee un perímetro de casi 6 metros a 1,30 metros de altura, llegando a los 10,70 metros en su peana. Su altura también es excepcional, elevándose hasta los 21 metros.

El medio natural es fundamental para el desarrollo de actividades agrícolas y ganaderas que forman parte de la forma de vida tradicional de nuestros pueblos serranos. Su sostenibilidad hace posible la crianza del cerdo ibérico, la saca del corcho, y un sinfín de actividades ligadas a nuestras costumbres, como la matanza tradicional o la recolecta de diferentes variedades de setas.